La Ceev (Confederación Europea del Vino) pide a la Comisión y al Parlamento Europeo que colaboren para encontrar una interpretación compartida sobre la identificación del código QR. De hecho, las etiquetas de las botellas deben mostrar los valores nutricionales y la lista de ingredientes, a los que los consumidores pueden acceder a través de un código QR impreso en las propias etiquetas. Una novedad que repercute en los costes para las empresas y que ya ha encontrado especial atención por parte del ministro de Agricultura, Francesco Lollobrigida, que ha establecido una excepción de tres meses para que las bodegas cumplan la normativa comunitaria.
De hecho, las empresas del sector vitivinícola italiano ya llevaban tiempo cumpliendo las exigencias de la Comisión Europea, imprimiendo millones de etiquetas para la presente campaña. Sin embargo, el 24 de noviembre, pocos días antes de la entrada en vigor del Reglamento, la Comisión había publicado nuevas faqs que hacían inutilizables la mayoría de las etiquetas ya impresas. De ahí la intervención del Ministerio para permitir a las bodegas utilizar las que tenían en stock, tal como había solicitado Federvini.