El impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (conocido como IRPEF) es un impuesto que se define progresivo. Significa que el nivel de la imposición aumenta según crece la renta.
El IRPEF se aplica también para gravar la renta de tu actividad, en los casos en que:
- tu empresa esté constituida como una empresa individual, una sociedad simple o una sociedad de personas;
- tu empresa sea una sociedad de capitales o una cooperativa que ha optado por ser gravada con el llamado régimen de transparencia.[1]
La base imponible está constituida por la renta empresarial, que es la diferencia entre los ingresos y los costes producidos por el desarrollo de tu actividad. Si están previstas, sobre esta diferencia se procede a efectuar las variaciones fiscales[2] y por último el cálculo del IRPEF.
Ejemplo: supongamos que una empresa individual haya tenido ingresos por 100.000 euros y costes por 60.000 euros: su renta empresarial es igual a 40.000 euros y no están previstas variaciones fiscales. Sobre este valor se hace el cálculo del IRPEF.
Ejemplo: supongamos que una empresa individual haya tenido ingresos por 150.000 euros y costes por 100.000 euros, y que se deben efectuar variaciones fiscales en aumento por 20.000 euros. La renta empresarial es igual a 50.000 + 20.000 = 70.000 euros. Sobre este valor se hace el cálculo del IRPEF.
[1] Para comprender mejor el mecanismo del régimen de transparencia, te recomendamos leer los artículos 115 y 116 del DPR 917/86 (el Texto Único de los Impuestos sobre la Renta). Los puedes encontrar aquí: http://www3.unisi.it/ammin/uff-ragi/Fisco/DPR917-86.htm.
[2] Las variaciones fiscales pueden ser en aumento o en disminución respecto a la renta empresarial: representan los importes de diversa naturaleza que, según las leyes tributarias, deben ser sumados a la diferencia entre los ingresos y los costes, para obtener la renta imponible.